martes, 2 de agosto de 2011

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Me da miedo el punto muerto y la marcha atrás. Vivir en los atascos, los frenos automáticos y el olor a gasoil. Me angustia el cruce de miradas, la doble dirección de las palabras y los ciego-guía de los semáforos. Me arruinan las prisas y las faltas de espíritu, el paso obligatorio, las tardes de domingo y hasta la línea recta. Me enervan los que no tienen dudas, y aquellos que se aferran a sus ideales sobre los de cualquiera. Me cansa tanto tráfico y tanto sinsentido.
Parado frente al mar, mientras el mundo gira.

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